
La historia está llena de personajes que despiertan mucha curiosidad, ya sea por lo poco que se sabe de ellos, o por los eventos en que estuvieron involucrados. Ambas cosas se aplican para los verdugos, quienes aún siguen provocando temor y fascinación al mismo tiempo. Pensando en esto, en SK Blog hemos preparado un artículo muy especial, donde podrás conocer cómo vivían los verdugos, pero también cómo eran vistos y otros detalles interesantes.

El oficio de los verdugos y su preparación
Para indagar sobre la historia y el estilo de vida de los verdugos, de una manera objetiva, necesariamente debemos hablar sobre la pena de muerte. Este castigo era algo común durante la edad media, un periodo en el cual se llevó a cabo de las formas más horrendas. A las personas que se les consideraban herejes eran quemadas vivas, y otras eran despedazadas por animales salvajes. Asimismo, el ahorcamiento era un método muy popular, dado que era más económico y a la vez visual.

Sin embargo, con el paso de los siglos se fueron estableciendo diferentes reformas. Esto tuvo como objetivo establecer métodos considerados más justos, entre ellos la decapitación. Es así como la imagen del verdugo empezó a popularizarse, hasta la estereotipada visión que tenemos hoy en día. Nos referimos al hombre corpulento vestido de negro, con una capucha que cubre su rostro, y una gigantesca hacha lista para cortar cabezas.

Los verdugos y el rechazo de la sociedad
No cualquier persona podía cumplir este oficio, pues se consideraba una tradición familiar. Los hijos eran enseñados por sus padres, siendo preparados desde muy pequeños. No solo eran acondicionados físicamente, desarrollando la habilidad y técnica necesarias, sino que incluso aprendían conceptos básicos de anatomía. Esto último era muy importante, pues una ejecución fallida podía implicar la pena de muerte para el propio verdugo.

Las principales características de la vida de los verdugos
El verdugo veía su labor como justa y necesaria, pues servía para transmitir un mensaje de autoridad por parte de la gobierno de turno. Asimismo, se consideraba a sí mismo un agente del bien, impartiendo la voluntad de Dios. A pesar de esto, esta misma labor provocaba que fuera rechazado por la sociedad. Su ingreso estaba prohibido a ciertos establecimientos, y tenía que vivir fuera de las ciudades, o en las zonas más inmundas. Además, la mayor parte de su tiempo la pasaba con criminales. Todo esto solía conducirlo a la bebida y los excesos, que podía costearse gracias a la buena remuneración que percibía.